viernes, 1 de noviembre de 2019

Torra, suicidio gubernamental. El Mundo. Madrid


Me entero que un alto miembro de nuestro Gobierno en funciones ha declarado que "no se puede actuar contra Torra, la democracia tiene mucha finura, el brochazo gordo no existe". ¿Sabe lo que está diciendo? Por mucha finura que deba tener un Estado de Derecho, desde los inicios mismos de la revolución francesa de 1789 quedó claro que no podía haber libertad para los enemigos de la libertad. Constituye un ejemplo la prohibición constitucional de los partidos contrarios al sistema, se ha hecho en Italia y Alemania y nadie ha podido objetarlo. No se puede admitir el “quintacolumnismo” cuando pretende vulnerar las reglas del ordenamiento. Es preciso tomar medidas de una vez:

Primero.- ¿De verdad no se puede hacer nada contra las actuaciones de Quim Torra? Sería un disparate pensarlo cuando reconoce que consulta continuamente con un rebelde a la acción de la justicia, Puigdemont,  que protagoniza una persistente conducta de desprestigio del Estado español y sus instituciones. Que nuestro Gobierno proclame su inacción ante la actitud de un Presidente de Comunidad Autónoma que justifica sin rubor su connivencia, al menos intelectual, con los que quieren destruirnos, resulta llamativo y escandaloso. ¿No saben que la Constitución ofrece los medios necesarios? La prudencia es suicida cuando una parte significativa de la población constitucionalista empieza a plantearse salir de Cataluña. ¿La abandonamos a los subversivos?

Segundo.- ¿De verdad un Gobierno socialista no es capaz de rechazar las amenazas del nacionalismo reaccionario? ¿Se han olvidado de Indalecio Prieto? Cuando el señor Torra proclama su simpatía a los CDR, reconociendo su esfuerzo por la instauración de la República, sin rechazar la violencia que están protagonizando, un estadista serio, aunque esté en funciones, debe expresar su inmediata repulsa. No basta con no coger un teléfono, simple gesto para la galería. Es necesario defender a los compatriotas que son objeto de coacción y vejaciones por matones autoritarios. ¿Es que Pedro Sánchez no conoce los remedios que pone a su disposición nuestro ordenamiento jurídico? Si no lo sabe, no está a la altura de sus viejos camaradas que tanto amaron a España.

Tercero.-Cuando los universitarios no pueden ir a la Facultad, los funcionarios deben ocultar sus verdaderos sentimientos para evitar la marginación, los viajeros se ven impedidos de trasladarse a sus lugares de trabajo por hordas fanáticas y se hace una propaganda sistemática contra España, nuestro Gobierno no tiene más remedio que reaccionar y hacerlo cuanto antes. Si no se ataja, el odio es contagioso y la realidad es que los subversivos lo pretenden extender al conjunto del Estado.

España es una realidad contingente pues tiene un carácter histórico. Pero es una obra conseguida a base del sueño de millones de personas que han vivido en ella durante siglos. No podemos dejarla en manos de irresponsables. Los pactos de Munich expresaron la debilidad de las democracias, y llevaron al auge del totalitarismo y a la guerra mundial. Un sevillano es tan catalán como un barcelonés, y tiene tanto derecho a decidir como él. Es necesario dejarlo claro de una vez, pues el referéndum es un imposible jurídico y político.¡Ya está bien!



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