miércoles, 5 de septiembre de 2018

El síndrome Casares Quiroga. El Mundo. Madrid


Se ha dicho siempre que Santiago Casares Quiroga, Presidente de Gobierno de la Segunda República española tras las elecciones de febrero de 1936, ante las noticias sobre el alzamiento militar de los días 17 y 18 de julio, se negó a reconocer su relevancia imposibilitando la eficaz reacción del aparato estatal. Lo que pudo haber sido un simple “golpe” se convirtió en una guerra, cuyas consecuencias hemos estado pagando hasta estos días. Pues bien, Pedro Sánchez, según noticias de prensa, acaba de anunciar que el conflicto catalán no puede ser solucionado más que con una votación, con el matiz de  que «un referéndum por al autogobierno, no [es] por la autodeterminación». Y si es verdad que los problemas ciudadanos sólo pueden resolverse a la larga políticamente, sería necesario recordar los siguientes datos bien elementales:

Primero.-Desde un punto de vista estrictamente jurídico penal, de tener razón el instructor Llarena, que creo que la tiene de sobra, el Govern sería protagonista de actos de continuidad delictiva que el propio Torra reconoce al remitirse, una y otra vez, a las decisiones de Puigdemont. A la brillantez inteligente de Borell, personaje que desde luego admiramos, no puede haberle pasado desapercibido este dato, tampoco a la bonhomía de Iceta. Si el President y sus consejeros asumieran actos que los tribunales califican de carácter criminal no podrían continuar en sus funciones, es algo que sabe cualquier estudiante de derecho. El Estado español no puede suicidarse.

Segundo.- A la manera de Bertolt Brecht, podríamos advertir que la ocupación de las vías públicas, las intimidaciones, amenazas y demás actitudes coactivas pueden ir seguidas de intentos de paralización del país, y sublevación generalizada. ¿Es que no se ha anunciado  así para la conmemoración de la Diada? Habría que recordar que en los años treinta los movimientos de carácter fascista comenzaron con simples revueltas callejeras. La Dictadura franquista fue aceptada por una parte bien relevante de la población al constatar que la resignación constituía la única posibilidad de sobrevivir. ¿Vamos a permitir el retorno de un fascismo de carácter ahora nacional populista?

 

Tercero.- La marcha sobre Roma, desarrollada entre el 27 y el 29 de octubre de 1922, llevó al poder a Benito Mussolini,  pero la dictadura no fue consolidada hasta el asesinato de Giacomo Matteotti, que tuvo el valor de denunciar desde el Parlamento los continuos actos de ilegalidad de su Gobierno. Las democracias deben defenderse, máxime ante actos como los que se prevén en Cataluña para estos meses de septiembre y octubre. En mi opinión, las medidas del artículo 155 de la CE no debieron haberse levantado. En estricta técnica jurídico penal no existía base para ello.

 

La historia de Cataluña, desde las hazañas de Roger de Flor hasta, no es una paradoja, el coraje de Maciá y Companys, forma parte de la de España. Si Pedro Sánchez la arriesga incidiría en una seria irresponsabilidad.

 

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