¿Qué significa ser de
izquierdas? Desde luego no lo mismo que en el siglo XIX, en nuestra guerra
civil o en la lucha contra el fascismo. Muchos de los que así se consideran
tienen una empanada mental antes que otra cosa. Para juzgar si lo son habrá que
estar a su actuación en el terreno ideológico, en la calle y, por qué no
señalarlo, también en su comportamiento ante las huelgas. Personalmente he
dejado de creer en el sistema, pero si un partido actúa en la vida política
tiene que ser coherente y aceptar sus premisas, si no ¿a qué juega? Por tanto,
si concurre a las elecciones es que entiende, salvo cinismo o esquizofrenia,
que el Parlamento es el centro de la vida política porque representa al pueblo,
es decir, a todos y cada uno de los ciudadanos.
La defensa de la voluntad popular, que
encuentra su sede en las Asambleas Legislativas, ha sido una de las
características de la socialdemocracia desde que el dirigente alemán Lassalle,
en un discurso en 1862, señaló: "El Estado os pertenece a vosotros, a las
clases necesitadas, no a nosotros, los acomodados, pues el Estado se compone de
vosotros". De hecho, tanto él como otros muchos comenzaron a ver en el
aparato estatal algo más que un simple instrumento de represión, podía ser
utilizado para la redención del proletariado sin necesidad de romper con el
sistema. Todo lo contrario, bastaría con conseguir la mayoría en las urnas para
realizar una revolución sin violencia. Así, en el mundo occidental el Estado
del bienestar ha sido en gran medida un producto de los esfuerzos de la clase
obrera, detentadora de parcelas de poder en las Cámaras.
En cuanto al Partido Comunista, la lucha por la
libertad que supuso el fenómeno de la resistencia durante la II Guerra Mundial
fue consecuencia esencialmente de su capacidad de movilización. Y al menos
desde la "primavera de Praga" y el eurocomunismo, la historia del
partido ha ido unida a la reivindicación de la soberanía popular. En España, el
enorme prestigio que tuvo el carrillismo entre los jóvenes de los años sesenta y
sesenta derivo en gran parte de su lucha por las libertades públicas. Y la
personalidad de Berlinguer no puede entenderse sin sus intentos repetidos por
conquistar en Italia la mayoría en las urnas.
Las Asambleas Legislativas no funcionan un día sí y
otro no como si de un centro de trabajo se tratase. De hecho en Europa ha sido
costumbre dejar encendida durante la noche alguna de las habitaciones
principales del edificio donde se alojan. Es una cuestión de símbolos, a
cualquier hora del día los Diputados trabajan. Es
absurdo que el Parlamento haga huelga, si fuese así la soberanía popular
habría dejado de existir. ¿Es que la izquierda ha muerto?
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