Enrique Domínguez Zapata (1934-2011). Dirigente histórico del Partido Comunista en Andalucía.
El pasado viernes, día 21 de octubre, murió Enrique Zapata. Le falló un corazón que había empezado a darle problemas desde su detención en los calabozos de la Brigada de Investigación Social en el año 1970. Se había decretado el Estado de Excepción con motivo del proceso de Burgos, y Creix, el Jefe Superior de Policía de Sevilla, desde luego con enorme eficacia, lo aprovechó para la desarticulación del Partido Comunista de Andalucía. Enrique era responsable del aparato de propaganda, cayó de los primeros. Era consciente de que de su silencio dependía la libertad de numerosos militantes, y aguantó los interrogatorios hasta que el primer infarto llegó. A veces nos olvidamos que España vivió en una Dictadura hasta el año 1977, y que sobre el heroísmo de muchos obreros de la época está construida nuestra democracia.
Ingresó en el Partido Comunista en el año 1964, y fue responsable de su sección de propaganda en la provincia de Sevilla en los años setenta, fundador de Comisiones Obreras en el sector del transporte y Presidente de la Cooperativa Sevillana del Táxi al inicio de su andadura. Pero lo fundamental es que era un hombre bueno, esencialmente bueno, un comunista forjado en los moldes de Gorki. Con toda seguridad, España hubiera sido muy distinta si el PCE hubiera obtenido en las elecciones de 1977 el resultado que, por su contribución a la recuperación de las libertades públicas, había merecido. No fue así, y una cantera de trabajadores cultos, con sentido moral y, sobre todo, responsables y honestos se perdió para siempre. Preferimos quedarnos con los oportunistas, así nos ha ido.
Enrique vivió siempre en una modestia extrema, y cuando la democracía llegó se retiró a la vida privada sin percibir jamás un sueldo público. Nada reclamó, pues a los viejos comunistas les bastaba con el orgullo de servir a sus ideales y a la liberación de la clase obrera. Muy pocos quedan como él.
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