Todos los partidos mueren, es lógico son el producto de una serie de circunstancias que se transforman con la historia. Del de D. Manuel Azaña, por ejemplo, que constituyó el centro de la II República, no queda más que el recuerdo. Y en tiempos más recientes, en Italia, ¿qué ha sido de la Democracia Cristiana o del PCI? Prácticamente han dejado de existir, lo que es algo lamentable si se tiene en cuenta que nadie podrá reemplazar la categoría intelectual de Berlinguer o Gramsci. Es ley de vida, el tiempo reduce a cenizas las ideas, sería absurdo rebelarse contra ello.
El problema encierra mayor gravedad si la desaparición se produce en el transcurso de una legislatura, es el caso de Grecia donde el partido de Papandreu ha dejado de contar. ¿Puede ocurrir en España? Es muy difícil de pensar en el PP, aun cuando descienda en votos, por la sencilla razón de que en tiempos convulsos una buena parte del electorado conservador se aglutinará en opciones seguras, y Rajoy se asemeja a una roca cuyo silencio parece guardar la promesa de una solución. En nuestra opinión es en el PSOE donde se encuentra el riesgo, basta con analizar las últimas encuestas catalanas que quieren reducirlo a la marginalidad.
Sería un desastre, en primer lugar porque en las “nacionalidades históricas”, donde el rechazo a las opciones españolistas hacía alejarse del PP, el PSOE constituía una solución atractiva para los sectores de la población que aceptaban el sistema constitucional. Si desaparece, o se desprestigia, ¿a quién votarán? Y en el resto del Estado, su debilitamiento no haría más que fomentar las ofertas folclóricas, radicales y antisistema. Se quiera o no, el Partido Socialista ha vertebrado España durante los últimos treinta años, y junto con el Partido Popular e Izquierda Unida ha dado respetabilidad a nuestro país.
Besteiro, Julián Zugazagoitia y Ramón Rubial fueron personas honestas y serias, y España puede sentirse orgullosa de ellas. La tragedia ha marcado nuestra historia, y se puede repetir. Para evitarlo, se necesita poseer la inteligencia, carisma y honradez que aquellos hombres tuvieron. Lamentablemente, no veo entre los dirigentes actuales nadie, o casi nadie, a su altura. Defender las pequeñas parcelas de poder hasta morir no sólo es mezquino, es antiestético. ¿Qué más nos da a los españoles que triunfe Rubalcaba en vez de Chacón? ¿Cuáles son sus ideas? A estas alturas, de nada sirve que unos se identifiquen como federalistas simétricos y los otros como asimétricos. Me da la impresión de que ni siquiera saben de lo que están hablando. Si no sirven, habría que pedirles que se retiraran a tiempo porque España necesita todavía al PSOE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario