martes, 3 de marzo de 2009

¿Cuál es la verdad?

Akira Kurosawa en una película genial, Rashomon, cuenta la historia de la violación de una mujer por un salteador de caminos, y el asesinato de su esposo, desde la perspectiva de los tres implicados. De tal manera que, según la versión que se utilice, cabría incluso deducir que lo ocurrido fue una relación sexual consentida que llevó al marido, por desesperación, al suicidio. ¿Cuál es la verdadera? Casi con absoluta seguridad las tres, todo dependía de los elementos de referencia utilizados. Cada uno, incluso el muerto que lo hacía desde el más allá, seleccionó una secuencia de la realidad, construyendo en su cerebro una narración coherente. Nadie mentía aunque la contradicción no pudiera ser más palmaria.

Hace unos días, unos norteamericanos compañeros de cautividad de Ingrid Betancourt la han acusado de haberse comportado durante su secuestro como “una princesa arrogante”, que no dudaba en maltratar psicológicamente a sus compañeros de cautiverio. Durante seis años habría estado sufriendo la tortura cruel de los guerrilleros de la FARC y, en la versión hasta ahora difundida, sería un ejemplo de coraje, fortaleza mental y dignidad. ¿Engañan entonces los que ahora la denuncian? Es posible que no, una y otra cosa pueden ser ciertas. Cabe ser una heroína y al mismo tiempo actuar como una niña mimada convencida de que todo el mundo gira alrededor de su persona.

Primo Levi en su obra “Los hundidos y los salvados”, la última de su impresionante trilogía sobre la experiencia en el campo de exterminio de Auschwitz, cuenta que, en ocasiones, su supervivencia le hacía sentirse culpable porque, en una forma u otra, la mayoría de los que volvieron habían sido tratados como privilegiados. En el alma de todos los seres humanos, incluso de los más desdichados, existen unas “zonas grises” que eliminan su inocencia. Para vivir, necesitamos simplificar, ver lo blanco, blanco y lo negro, negro cuando son ambas cosas al tiempo, y muchas más.

Israel es Occidente y la libertad pero también Sabra y Chatila. Garzón es la personificación del narcisismo, aunque arrestó a Pinochet. La revolución cubana fue un ejemplo de acceso universal a la cultura y a la sanidad en toda la América ibérica, y es una dictadura que reprime los derechos humanos. Aznar estableció una política internacional caracterizada por su inteligencia y originalidad, pero arrogantemente puso los pies encima de una mesa. Decía Von Humboldt que no había visto un mejor ejemplo de nación que Euskadi, no percibió el peligro del racismo. ¿Qué perspectiva es correcta, cuál errónea? Probablemente todas pero, desgraciadamente, una y otra vez tenemos que elegir.

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