jueves, 5 de marzo de 2020

¿Abandonamos también Ceuta y Melilla? El Mundo. Madrid


¿Conoce el Gobierno la actual posición marroquí sobre Ceuta y Melilla?, ¿es consciente de las incidencias históricas de la relación con nuestro vecino? Tradicionalmente, la política exterior constituyó un escenario propio de  estadistas serios, expertos en los vericuetos del panorama internacional. De ahí el prestigio de la carrera diplomática. Hoy día, da la impresión de que a nuestros dirigentes lo único que les preocupa es el mayor o menor número de pateras que se dirigen a las costas españolas, sin darse cuenta de lo que realmente está detrás y supone el marco del  problema que puede plantearnos Marruecos.

Primero.- El Sahara era una provincia española en la misma forma que Málaga, Jaén o Almería lo son. Desde cualquier punto de vista, los saharauis eran compatriotas nuestros. Tras una política de chantaje, que culminó con la “marcha verde”,  aprovechando  la debilidad española en los momentos de la enfermedad y muerte de Franco, Marruecos obtuvo a finales de 1975 la cesión de la administración del territorio, procediendo a su ocupación.

De una forma vergonzosa, dejamos abandonados a sus habitantes. No tuvimos el coraje de los británicos cuando los argentinos, independientemente de sus razones de fondo, ocuparon “manu militari” las Malvinas. Desde el otro extremo del mundo, acudieron a defender a sus compatriotas. De manera similar, los portugueses supieron proteger la independencia de Timor oriental cuando fue invadida por Indonesia.

Segundo.- Previamente a la ocupación, el Tribunal Internacional de la Haya, en octubre de 1975, había concluido que “ni los actos internos ni los internacionales invocados por Marruecos indican la existencia ni el reconocimiento de lazos jurídicos de soberanía territorial entre el Sahara occidental y el Estado marroquí”. Por tanto, nuestro vecino, que siempre juega bien sus cartas, carecía de título suficiente para ello. En cerca de cincuenta años, no hemos hecho nada para  remediar el trato cruel que sufrieron los saharauis. Constituye, además,  una muestra de falta de inteligencia al tratarse del único país, junto con Guinea Ecuatorial, de lengua española en África, y suponer  la mejor defensa estratégica para Canarias.

Tercero.- Debería saber el Gobierno, da la impresión de que no lo sabe, que Marruecos rechaza la soberanía española sobre Ceuta y Melilla, las equipara con la situación de Gibraltar. Y mientras Gran Bretaña cuenta con la excusa de sus ciudadanos, nosotros estamos perdiendo esa baza desde que el censo está jugando a favor de la población musulmana; lo que sirve para constatar nuestra torpeza y falta de planificación. De nada valdrá recordar que dichas ciudades están relacionadas con la historia española desde los visigodos y el califato cordobés, en política internacional no sirven los relatos románticos.

Los marroquíes son conscientes de la debilidad derivada del problema catalán, ¿queremos que nos vuelva a pasar lo del Sahara? Si los que nos gobiernan sólo saben implementar inmaduras políticas exhibicionistas, “jugando a las casitas”, más valdría que se retiraran a tiempo. ¡Desgraciadamente, ya no tenemos siquiera a Borrell!

5 comentarios:

  1. España es un país fallido pero esencialmente por la idiosincracia de de sus ciudadanos. Determinados pueblos tienen los gobernantes que se merecen, y nosotros, a lo largo de la historia y hasta la actualidad tenemos lo que nos merecemos; desde una posición privilegiada y un poder e influencia considerable desde los RRCC, que fueron degenerando en desastre y pérdidab hasta la actualidad que somos un cero a la izquierda en el plano internacional, y cualquier país por modesto que sea nos da sopa con honda porque 1.no estamos unidos, 2.no tenemos sentido de patria, 3.somos envidiosos y cainistas por naturaleza, además de mezquinos y falsos, 4.por desgracia no participamos en las guerras mundiales, por lo que no desarrollamos el sentimiento de unión que conlleva enfrentarse a un enemigo común. 5.nos encanta encumbrar a los mediocres y relegar ningunear a los que realmente valen, a los excelentes, y así podría continuar hasta el infinito.
    Cómo nos puede extrañar que los catalanes, vascos y algunas otras provincias no se sientan o no quieran ser españoles. A mí misma si me dieran a elegir tampoco qerria ser española pero como lo soy tengo que fastidiarme con lo que me ha tocado e intentar con los votos en las elecciones optar por la opción menos mala, pero es imposible, damos un pasito para adelante y luego dos para atrás.
    Para poner un ejemplo de lo que comento voy a hacer una comoaración entre los " hijos de la Gran Bretaña" y nosotros. Cómo están de avanzado los países del continente americano que colonizarin los sajones? Y los que colonizamos nosotros? Pues eso. No hay más. No se puede sacar de donde no hay.

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  3. Pilar, tu apreciación es bien triste pero razonable. Sin embargo, debes tener en cuenta lo siguiente:
    1) Sólo las grandes naciones son capaces de realizar una crítica tan autodestructiva como la nuestra. Acuérdate de Bartolomé de las Casas y de las Leyes de Indias.
    2) Nuestra lengua la hablan más de cuatrocientos millones de personas. Por tanto, hemos contribuido a crear el mundo tal y como lo conocemos.
    3) En el mismo sentido, somos el país de Cervantes, Jorge Manrique, Joanot Martorell, Velázquez, Goya, Picasso, Ribera, Gaudí y tantos otros genios. Si no hubieran existido, la civilización occidental sería distinta.
    3) Los ingleses han hecho las mismas cosas, o peores, que nosotros. Acuérdate de la "guerra del opio", por citar sólo un ejemplo. Y los franceses dieron una lección de sangre y horror en la misma Revolución francesa, y eso que yo soy francófilo.
    4) El que nos gobiernen mediocres es propio de la sociedad de masas que rige Occidente, ¿que te parece Berlusconi?
    5) Nuestra historia, la colectiva, la de todos, fue excelente hasta el siglo XIX en el que nos destruyó la industrialización
    El problema estimada amiga es que la civilización moderna, desde el protestantismo, se construyó contra nosotros, y todavía estamos pagando las consecuencias.
    6) Hemos marcado a Occidente con tal intensidad, que quienes nos han sucedido necesitan destruirnos para imponerse. Somos creadores de una civilización premoderna. Nuestro mundo es el del Quijote, la Reconquista, Amadís de Gaula, los conquistadores y los santos. Eso marca para bien y para mal, y lo estamos pagando.
    Soy de Tánger, por tanto tan de Cádiz como de Barcelona, y me siento orgulloso de serlo. Por eso, porque me duele lo que pasa, intento criticar lo que no me gusta. Fuerte abrazo

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